El riesgo laboral de los socorristas y la protección de quienes nos salvan


Los socorristas son figuras fundamentales en entornos acuáticos y situaciones de emergencia. Ya sea en playas, piscinas, ríos o lagos, su papel es salvaguardar vidas humanas y actuar con rapidez ante cualquier indicio de peligro. Sin embargo, pocas veces se reflexiona sobre los riesgos laborales a los que estos profesionales están expuestos día tras día.

La prevención de riesgos laborales en este sector resulta crítica para garantizar no solo la salud y seguridad de quienes salvan vidas, sino también la efectividad y continuidad del servicio que prestan.

 

Riesgos laborales específicos del socorrista


El entorno en el que operan los socorristas es, por naturaleza, riesgoso. A diferencia de muchas otras profesiones, el socorrista trabaja en contacto permanente con el medio acuático, lo cual introduce una serie de peligros físicos, ambientales, psicológicos y ergonómicos.

1. Riesgos físicos

Uno de los principales riesgos laborales es el agotamiento físico. Las largas jornadas expuestos al sol, el esfuerzo requerido para realizar rescates en el agua y el mantenimiento de una vigilancia constante pueden generar fatiga y deshidratación. A ello se suman las lesiones musculares, especialmente en hombros y espalda, causadas por la manipulación de personas en situaciones de rescate.

2. Riesgos ambientales

Los socorristas que trabajan al aire libre enfrentan condiciones meteorológicas extremas, como altas temperaturas, radiación solar directa y, en algunas regiones, tormentas repentinas. Estas condiciones pueden derivar en golpes de calor, quemaduras solares, insolaciones y enfermedades cutáneas.

3. Riesgos biológicos

El contacto con aguas contaminadas, heridas abiertas, vómito o sangre de personas rescatadas expone a los socorristas a patógenos potencialmente peligrosos. El uso inadecuado de guantes, gafas o mascarillas durante la atención puede incrementar la posibilidad de infecciones.

4. Riesgos psicológicos

La carga emocional de presenciar o intervenir en situaciones críticas, especialmente aquellas que involucran lesiones graves o fallecimientos, puede desencadenar estrés postraumático, ansiedad o síndrome del quemado. Estos factores muchas veces no se visibilizan en los planes de prevención de riesgos laborales, a pesar de ser fundamentales.

5. Riesgos ergonómicos y posturales

La vigilancia constante desde torres, sillas altas o zonas elevadas puede afectar la postura corporal, provocando dolores lumbares o cervicales. Además, la necesidad de mantener una atención permanente genera fatiga mental, lo cual aumenta la posibilidad de cometer errores.

 

La importancia de un Plan de Prevención de Riesgos Laborales


Para mitigar estos peligros, es esencial implementar un plan de prevención de riesgos laborales (plan PRL) adaptado a las particularidades del trabajo del socorrista. Este plan debe ir más allá de una simple formalidad documental; debe ser una herramienta viva, actualizada y práctica que promueva entornos de trabajo seguros.

Evaluación de riesgos

El punto de partida de todo plan PRL debe ser la evaluación de riesgos laborales. Esto implica identificar, analizar y clasificar los peligros específicos del puesto de socorrista en función de su probabilidad de ocurrencia y severidad. La evaluación debe contemplar tanto los riesgos individuales como los del entorno donde se realiza la labor: piscina municipal, playa urbana, balneario natural, etc.

Medidas preventivas

Una vez evaluados los riesgos, el siguiente paso es establecer medidas preventivas que incluyan:

  • Instalación de sombrillas, refugios o puntos de sombra.
  • Provisión de hidratación continua.
  • Ropa y equipamiento adecuado (gafas, gorras, ropa técnica con protección UV).
  • Formación periódica en reanimación cardiopulmonar (RCP) y primeros auxilios.
  • Protocolos claros de rescate y asistencia a víctimas.
  • Planes de evacuación y emergencia.

Formación y sensibilización

Un buen plan de prevención de riesgos laborales debe incluir programas de formación continuada. Los socorristas deben estar informados sobre los riesgos específicos del entorno donde trabajan, así como conocer las medidas de autoprotección. También es clave sensibilizarlos respecto a la importancia de reportar incidentes, usar los elementos de protección personal y actuar bajo protocolos establecidos.

Vigilancia de la salud

Otra medida esencial es la vigilancia periódica de la salud de los socorristas. Los exámenes médicos deben enfocarse tanto en el estado físico (capacidad cardiovascular, musculoesquelética) como en la salud mental. La detección temprana de trastornos de estrés, ansiedad o fatiga crónica permite implementar acciones correctivas y evitar consecuencias mayores.

 

Claves para una cultura preventiva efectiva


La prevención de riesgos laborales en este sector debe sustentarse en una cultura de seguridad sólida. Para lograrla, es necesario:

  1. Involucrar a los trabajadores en la identificación y resolución de problemas relacionados con su seguridad.
  2. Evaluar periódicamente el plan PRL para ajustarlo a los cambios del entorno o a las nuevas amenazas.
  3. Fomentar la comunicación interna, de modo que los socorristas se sientan escuchados y parte del proceso de mejora continua.
  4. Asignar recursos suficientes, tanto humanos como materiales, para garantizar que la prevención no se convierta en una mera formalidad.
  5. Contar con supervisión técnica especializada en prevención de riesgos laborales, que pueda actuar con conocimiento de causa y adaptar las normativas generales a la realidad específica del trabajo en ambientes acuáticos.

 

La responsabilidad compartida


Si bien es responsabilidad de la empresa elaborar e implementar un plan de prevención de riesgos laborales, también es deber del socorrista cumplir con las indicaciones, usar los equipos de protección y participar activamente en las capacitaciones. La seguridad es una tarea compartida, y solo cuando todos los actores asumen su rol con responsabilidad, se logra minimizar los riesgos inherentes al trabajo.

 

 

Proteger a quienes nos protegen es una obligación ética y legal. Los socorristas enfrentan diariamente una variedad de riesgos laborales que deben ser gestionados de forma sistemática, profesional y adaptada a su realidad. La implementación de un plan PRL específico, dinámico y participativo no solo previene accidentes y enfermedades laborales, sino que también dignifica la labor de estos héroes cotidianos. Invertir en la prevención de riesgos laborales en este sector es, en definitiva, una forma de asegurar que quienes cuidan de nuestras vidas también puedan cuidar de la suya.

 

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