En el ámbito de la prevención de riesgos laborales, uno de los desafíos más complejos y, a menudo, subestimados por las organizaciones es la gestión de los accidentes laborales de tráfico. Estos accidentes no solo representan una importante causa de mortalidad y morbilidad laboral, sino que también generan un elevado impacto económico, operativo y reputacional en las empresas. La pregunta es inevitable: ¿están realmente concienciadas las empresas sobre este tipo de riesgos laborales?
El accidente laboral de tráfico: una realidad silenciada
Según datos de organismos como el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), los accidentes laborales de tráfico constituyen una de las principales causas de muerte en el trabajo. Incluyen tanto los accidentes in itinere (al ir o volver del trabajo) como los accidentes en misión (durante la jornada laboral). Pese a su frecuencia y gravedad, su visibilidad en la cultura preventiva de muchas empresas sigue siendo baja.
Tradicionalmente, la prevención de riesgos laborales ha estado enfocada en los riesgos asociados al puesto de trabajo físico: caídas, cortes, atrapamientos, exposición a sustancias químicas, entre otros. Sin embargo, con el aumento de la movilidad laboral —repartidores, comerciales, técnicos de campo— el riesgo en carretera se ha vuelto una constante que requiere atención específica en cualquier plan de prevención de riesgos laborales.
¿Por qué se subestima este riesgo?
Existen varias razones por las que muchas empresas no otorgan al accidente laboral de tráfico la relevancia que merece en su plan PRL:
- Difusa responsabilidad: El hecho de que muchos de estos accidentes ocurran fuera del centro de trabajo (como los in itinere) hace que algunas organizaciones no se sientan directamente responsables.
- Falta de formación específica: Aunque los trabajadores reciben formación general en prevención, pocas veces se incluyen contenidos relacionados con la conducción segura, gestión del estrés al volante, o hábitos saludables que incidan directamente en este tipo de riesgo.
- Poca integración en el plan PRL: En demasiadas ocasiones, la movilidad laboral no se trata como un elemento estructural en el diseño del plan de prevención de riesgos laborales, sino como una cuestión marginal o externa.
La importancia de una cultura preventiva integral
Para que la prevención de riesgos laborales sea realmente efectiva, debe contemplar todos los riesgos a los que se exponen los trabajadores, estén o no dentro de las instalaciones de la empresa. Y esto incluye de manera prioritaria los accidentes laborales de tráfico.
Una empresa concienciada es aquella que integra la seguridad vial laboral en su cultura organizacional, en sus procesos, y en su plan PRL. Algunas medidas fundamentales para avanzar en este camino son:
- Evaluación del riesgo vial: Incluir un análisis específico del riesgo relacionado con la movilidad en la evaluación general de riesgos laborales.
- Formación en seguridad vial: Invertir en formación práctica y teórica sobre conducción segura, fatiga, conducción bajo condiciones meteorológicas adversas, uso del móvil, etc.
- Políticas claras de movilidad: Establecer normas internas sobre uso de vehículos, tiempos de descanso, velocidad máxima permitida, y prohibiciones claras (como el uso del móvil al volante).
- Gestión de flotas: Implantar tecnologías que monitoricen la conducción y permitan corregir conductas peligrosas mediante retroalimentación y formación personalizada.
Buenas prácticas en la integración del riesgo vial en el plan PRL
Algunas organizaciones ya están marcando la diferencia en la incorporación de medidas concretas contra los riesgos laborales en carretera:
- Diagnóstico de movilidad laboral: Conocer los desplazamientos habituales de los trabajadores permite diseñar rutas más seguras, evitar horarios de tráfico denso y reducir la exposición al riesgo.
- Conciliación y flexibilidad horaria: Adaptar horarios para evitar los picos de tráfico y reducir el estrés puede tener un impacto directo en la seguridad vial.
- Vehículos seguros y mantenidos: Invertir en vehículos con alta calificación de seguridad, y llevar un control estricto del mantenimiento, reduce significativamente los incidentes laborales.
- Promoción de medios alternativos de transporte: Fomentar el uso de transporte colectivo, bicicleta o incluso el teletrabajo cuando es viable, disminuye la necesidad de desplazamientos y por tanto los accidentes.
El papel del plan de prevención de riesgos laborales
El plan de prevención de riesgos laborales es el documento clave que recoge la política preventiva de la empresa, incluyendo la identificación de riesgos, la planificación de medidas preventivas y la asignación de recursos. Un plan PRL que ignore el riesgo vial está, sencillamente, incompleto.
Por tanto, es esencial que el plan PRL:
- Incorpore la evaluación del riesgo de tráfico como parte del análisis de riesgos.
- Establezca medidas correctoras específicas para los colectivos más expuestos (transportistas, técnicos de campo, comerciales...).
- Incluya indicadores de seguimiento sobre accidentes de tráfico y actúe sobre sus causas raíz.
- Esté actualizado, recogiendo los cambios en las rutas, tecnologías y modos de trabajo.
¿Cómo medir la concienciación real de una empresa?
Más allá de declaraciones o manuales, la verdadera concienciación se mide por la acción. Algunas señales de que una empresa está concienciada sobre los accidentes laborales de tráfico son:
- Cuenta con un plan PRL que incluye el riesgo vial de forma específica.
- Realiza campañas periódicas de sensibilización sobre seguridad vial.
- Investiga de forma rigurosa cada accidente de tráfico laboral para evitar su repetición.
- Involucra a toda la cadena de mando, desde la dirección hasta los trabajadores, en la cultura preventiva vial.
- Evalúa y mejora constantemente sus protocolos de movilidad laboral.
A día de hoy, no todas las empresas están suficientemente concienciadas sobre los accidentes laborales de tráfico, a pesar de su relevancia y consecuencias. La prevención de riesgos laborales debe evolucionar hacia un enfoque integral, que incluya la movilidad como un elemento crítico y cotidiano de la seguridad en el trabajo.
La integración real del riesgo vial en el plan de prevención de riesgos laborales no es solo una obligación legal: es una responsabilidad ética y una inversión inteligente. Cuidar de las personas implica también protegerlas en sus desplazamientos. Solo cuando este principio se convierte en una práctica diaria, podemos afirmar que una empresa está verdaderamente comprometida con la seguridad y la salud de sus trabajadores.
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