Los ciberataques como nuevo riesgo laboral


En la actualidad, los riesgos laborales han dejado de ser únicamente físicos o tangibles. El desarrollo de la tecnología y la creciente digitalización de las organizaciones han dado paso a un nuevo tipo de amenaza: los ciberataques. Estas agresiones informáticas, que van desde el robo de datos hasta el secuestro de sistemas empresariales, representan un riesgo creciente no solo para los activos tecnológicos de las empresas, sino también para la salud mental, el bienestar y la seguridad de los trabajadores. Por ello, es imprescindible integrar la ciberseguridad dentro del plan de prevención de riesgos laborales.

 

Ciberseguridad y riesgos laborales: una conexión necesaria


Tradicionalmente, los riesgos laborales se han asociado a factores físicos, químicos, biológicos, ergonómicos y psicosociales. Sin embargo, con el auge del teletrabajo, la computación en la nube y el uso intensivo de sistemas digitales, los ciberataques han emergido como una amenaza transversal que afecta a múltiples niveles de la organización.

Un ataque cibernético puede provocar desde la pérdida de información crítica hasta la paralización total de una actividad laboral. Este tipo de incidente puede derivar en altos niveles de estrés, ansiedad y desmotivación en los empleados, especialmente si los sistemas atacados dificultan o impiden su trabajo diario. Además, cuando los datos personales o laborales de los trabajadores se ven comprometidos, la afectación psicológica es directa y tangible.

En este contexto, ya no se puede hablar de un entorno laboral seguro si no se considera la ciberseguridad como un componente esencial dentro del plan de PRL (Prevención de Riesgos Laborales).

 

Cómo los ciberataques afectan a la salud laboral


Los efectos de un ciberataque no se limitan al daño económico o reputacional de la empresa. Desde la óptica de la prevención de riesgos laborales, es fundamental analizar cómo estos ataques impactan la salud y seguridad de las personas trabajadoras.

Algunas de las consecuencias más comunes son:

  1. Estrés laboral: La incertidumbre sobre la seguridad de los datos o la continuidad operativa genera una presión emocional significativa.
  2. Desmotivación: La sensación de vulnerabilidad tecnológica puede hacer que los trabajadores pierdan confianza en los sistemas y en la organización.
  3. Riesgos psicosociales: La exposición repetida a incidentes cibernéticos o la exigencia de mantenerse hiperalerta frente a posibles amenazas puede desencadenar problemas psicológicos más graves.
  4. Conflictos interpersonales: En muchos casos, los errores humanos son el origen de un ciberataque, lo que puede generar culpabilización entre compañeros y deteriorar el clima laboral.

Por todo esto, es urgente que las organizaciones empiecen a incluir protocolos de ciberseguridad dentro de sus planes de prevención de riesgos laborales.

 

Integrar la ciberseguridad en el plan de PRL


Un plan de PRL efectivo debe anticiparse a los riesgos, evaluarlos y establecer medidas preventivas para su mitigación. En el caso de los ciberataques, esto implica:

  • Evaluación del riesgo digital: Determinar qué áreas, puestos y procesos son más vulnerables a un ataque informático.
  • Formación y sensibilización del personal: Capacitar a los trabajadores sobre buenas prácticas de ciberseguridad, uso responsable de dispositivos y detección de posibles amenazas (como el phishing).
  • Medidas organizativas y técnicas: Implantar herramientas tecnológicas de protección (antivirus, firewalls, autenticación multifactor) y establecer políticas claras de seguridad digital.
  • Protocolos de actuación: Definir cómo se debe actuar ante un ciberataque para reducir su impacto, tanto desde el punto de vista técnico como organizativo y humano.

Este enfoque debe estar claramente recogido en el plan de prevención de riesgos laborales, con acciones concretas, responsables definidos y sistemas de seguimiento y mejora continua.

 

El papel del responsable de prevención


El profesional de prevención de riesgos laborales debe ampliar su campo de acción para incorporar este nuevo tipo de amenaza. Aunque los aspectos técnicos de la ciberseguridad pueden estar a cargo del departamento de IT, es responsabilidad del área de PRL velar por los impactos que estos ataques pueden tener sobre la plantilla.

Para ello, se deben establecer puentes de colaboración entre departamentos, de modo que los sistemas informáticos seguros también sean contemplados como elementos preventivos desde la perspectiva de la salud laboral.

Además, el plan de PRL debe contemplar la elaboración de simulacros de ciberataques, evaluaciones periódicas de vulnerabilidades psicosociales derivadas de amenazas digitales, y protocolos de comunicación interna para informar y tranquilizar a los trabajadores en caso de incidente.

 

Teletrabajo y aumento del riesgo


Uno de los factores que ha amplificado el riesgo de ciberataques es el teletrabajo. Esta modalidad, que se ha generalizado tras la pandemia, implica una mayor exposición a redes inseguras, dispositivos personales sin protección adecuada y una menor supervisión directa.

En este contexto, es esencial que las organizaciones refuercen las medidas de ciberseguridad para los trabajadores remotos y lo reflejen en sus planes de prevención de riesgos laborales. Esto incluye:

  • La dotación de equipos seguros y configurados por la empresa.
  • Políticas claras de uso de software.
  • Formación específica en ciberseguridad para el entorno doméstico.
  • Evaluación psicosocial adaptada a los riesgos del teletrabajo y la ciberamenaza.

 

Una nueva era para la prevención


La aparición de los ciberataques como una amenaza real y constante en los entornos laborales obliga a redefinir el concepto de riesgo laboral. No basta con prevenir caídas, cortes o sobreesfuerzos físicos. Hoy, la exposición a amenazas digitales también debe ser contemplada dentro de una estrategia global de seguridad laboral.

Por ello, la prevención de riesgos laborales del siglo XXI debe integrar la ciberseguridad como un eje transversal. El plan de prevención de riesgos laborales debe actualizarse para incluir estos nuevos escenarios de riesgo, desarrollando medidas preventivas, formativas y organizativas que permitan proteger tanto los activos digitales como, sobre todo, la salud y bienestar de los trabajadores.

La gestión preventiva ya no puede limitarse al entorno físico del trabajo. La verdadera seguridad laboral implica ahora también defender el espacio digital en el que los trabajadores desarrollan su actividad. Prepararse para los ciberataques es, por tanto, una obligación ineludible para toda organización comprometida con la salud y seguridad de su equipo.

 

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