Riesgos laborales por el frío y cómo proteger al personal


La exposición a bajas temperaturas es un factor de riesgo que afecta a miles de trabajadores cada año, especialmente en sectores como la construcción, la industria agroalimentaria, la logística, el transporte, la minería y cualquier actividad realizada al aire libre. Aunque el frío suele considerarse un elemento ambiental inevitable, sus efectos sobre la salud y el rendimiento laboral pueden ser graves si no se gestionan correctamente. Por ello, la prevención de riesgos laborales debe incluir estrategias específicas para identificar, evaluar y controlar los riesgos laborales asociados al frío.

A continuación, analizamos cómo se manifiestan estos riesgos, cuáles son sus consecuencias más habituales y qué medidas debe contemplar un plan de prevención de riesgos laborales —o plan PRL— para proteger al personal.

 

¿Por qué el frío constituye un riesgo laboral?


El cuerpo humano está diseñado para funcionar dentro de un estrecho rango de temperaturas internas. Cuando las condiciones ambientales descienden, el organismo comienza a activar mecanismos de defensa —como la vasoconstricción o el temblor muscular— para mantener el calor. Si estas estrategias no son suficientes, pueden aparecer alteraciones fisiológicas que afecten la salud, el rendimiento y la seguridad del trabajador.

Los principales factores que convierten al frío en un riesgo laboral son:

  • Temperaturas ambientales bajas, especialmente por debajo de 5 °C.
  • Humedad elevada, que acelera la pérdida de calor corporal.
  • Viento o corrientes de aire, que intensifican el enfriamiento.
  • Trabajo con ropa húmeda, ya sea por lluvia, sudor o nieve.
  • Esfuerzos físicos intensos, que pueden generar sudoración y fatiga.
  • Trabajos prolongados al exterior, especialmente en horas nocturnas o de madrugada.

Cuando estos factores coinciden, el riesgo aumenta significativamente y es imprescindible considerar medidas preventivas específicas dentro del plan PRL.

 

Principales efectos del frío en la salud


Los riesgos laborales asociados al frío pueden ir desde molestias leves hasta situaciones de emergencia. Los más destacados son:

-Hipotermia

Es uno de los efectos más peligrosos. Ocurre cuando la temperatura corporal desciende por debajo de 35 °C. En entornos laborales puede aparecer de forma gradual y pasar desapercibida.

Síntomas:

  • Temblor intenso
  • Letargo, confusión o torpeza
  • Somnolencia
  • Pérdida de coordinación
  • Pulso débil

Sin una intervención rápida, la hipotermia puede poner en riesgo la vida del trabajador.

-Congelación

La congelación afecta a partes del cuerpo expuestas, como dedos, nariz, orejas o mejillas. Se produce cuando el tejido se enfría al punto de cristalizarse.

Síntomas:

  • Pérdida de sensibilidad
  • Piel pálida o blanquecina
  • Rigidez
  • Ampollas en casos graves

Este tipo de lesión puede causar daños permanentes.

-Trastornos circulatorios

El frío intenso puede provocar vasoconstricción, aumentando la presión arterial y el riesgo de eventos cardiovasculares en personas susceptibles.

-Problemas musculoesqueléticos

Las bajas temperaturas reducen la flexibilidad muscular, aumentando la probabilidad de sufrir tirones, contracturas y lesiones por sobreesfuerzo.

-Disminución del rendimiento y errores humanos

El frío afecta la concentración, la destreza manual y los tiempos de reacción. Esto puede traducirse en más accidentes laborales, incluso en actividades que aparentemente no implican un riesgo elevado.

 

Evaluación del riesgo en el plan de prevención de riesgos laborales


Para gestionar adecuadamente estos factores, el plan de prevención de riesgos laborales debe incluir una evaluación específica de la exposición al frío. Esta evaluación debe contemplar:

  • Medición de temperatura ambiental y sensación térmica.
  • Humedad relativa y velocidad del viento.
  • Duración de la exposición, incluyendo pausas y ciclos de trabajo.
  • Naturaleza del trabajo realizado, su intensidad y si requiere precisión manual.
  • Equipos necesarios, especialmente si metálicos o que conduzcan frío.
  • Condiciones del puesto, como refugios, disponibilidad de áreas calientes o fuentes de calor.
  • Características individuales, como enfermedades previas o sensibilidad al frío.

Este análisis permite establecer medidas preventivas adaptadas a cada puesto dentro del plan PRL.

 

Medidas preventivas frente al frío


La prevención de riesgos laborales no debe limitarse a proporcionar ropa de abrigo. Se trata de un enfoque integral que combina organización, formación, equipos de protección y vigilancia de la salud de los trabajadores.

-Medidas organizativas

Son fundamentales para limitar la exposición:

  • Planificación de tareas en las horas menos frías, evitando madrugadas cuando sea posible.
  • Incremento de las pausas en áreas calientes, especialmente para trabajadores expuestos de forma prolongada.
  • Rotación de tareas para evitar exposiciones continuadas.
  • Ajustes en la carga de trabajo, reduciendo esfuerzos físicos intensos en ambientes fríos.
  • Revisión de turnos nocturnos, donde el riesgo térmico es mayor.
-Equipos de protección individual (EPI)

El EPI adecuado es clave en cualquier plan PRL:

  • Ropa térmica por capas, preferiblemente transpirable e impermeable.
  • Guantes aislantes, adaptados al tipo de tarea para no comprometer la destreza.
  • Calzado protegido contra frío y humedad, con suelas antideslizantes.
  • Gorros, pasamontañas o protectores faciales para evitar la pérdida de calor por la cabeza.
  • Prendas de alta visibilidad, especialmente en ambientes nevados o de poca luz.
-Adaptación de instalaciones y equipos
  • Habilitar refugios térmicos con calefacción.
  • Facilitar bebidas calientes.
  • Asegurar que la maquinaria metálica cuente con aislamientos adecuados.
  • Disponer de sistemas para secar ropa o calzado mojado.
-Información y formación

El personal debe ser capaz de reconocer los síntomas del frío extremo y saber cómo actuar:

  • Formación sobre signos de hipotermia y congelación.
  • Instrucciones claras sobre uso correcto de EPI.
  • Procedimientos de emergencia ante accidentes relacionados con el frío.

 

Vigilancia de la salud


La vigilancia de la salud es un elemento esencial en cualquier plan de prevención de riesgos laborales. En entornos fríos, se debe prestar especial atención a:

  • Problemas respiratorios
  • Enfermedades cardiovasculares
  • Trastornos musculoesqueléticos
  • Antecedentes de intolerancia al frío

Los reconocimientos médicos permiten identificar a trabajadores especialmente sensibles y adaptar su puesto dentro del plan PRL.

 

 

Los riesgos laborales asociados al frío siguen siendo subestimados, pese a su impacto directo en la seguridad, la salud y el rendimiento del personal. Implementar medidas preventivas adecuadas, integradas en un plan de prevención de riesgos laborales, permite minimizar estos riesgos y garantizar condiciones de trabajo seguras incluso en ambientes severos. La clave está en la anticipación, la formación y el compromiso de toda la organización con una prevención de riesgos laborales eficaz y responsable.

 

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